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Why can’t aesthetic medicine enter the game of unscrupulous marketing that is woven into the social networks? Here, in a ping-pong to read at length, Dr. Beth Carrasco, a surgeon and expert in aesthetic, integrative and autologous medicine, answers and clears up doubts.
She insists, among other concepts, on the importance of urgent regulation so that patients “do not fall into unscrupulous hands” and on preserving medical ethics as a beacon for all esthetic procedures.
Is there a savage marketing war being waged on the networks?
“While we understand that professionals dedicated to aesthetic medicine want to reach social networks so that our work is known, we cannot ignore that networks have become a means of frequent, easy and common consultation for our patients, and also profitable for companies.
For this reason, aesthetic medicine cannot enter the game of the unscrupulous and deceptive market that these networks also offer us.”
“People are attracted by magical results and immediately. And in the wild, marketing war, doctors and their marketing teams seek to attract clients with results and changes that surpass reality.”
Is it possible to live better in the body we inhabit?
“I have been involved in aesthetic medicine for 14 years, and congratulations I have seen how this market has grown from a practice that until a few years ago was considered only cosmetic and was not given any scientific value, to become a key and respected specialization within medicine.”
“Little by little, we have grown in knowledge, in science and evidence, as well as in laboratories with certified products, studied and with prestigious training schools. Also with millions of scientific articles and books that have allowed us to say with certainty that we do medicine, that treats not only the skin of our patients but prevents cell damage and impacts aging. Undoubtedly, in addition, these are procedures that have a very big impact on the emotions of our patients and on their social life for a better living in the body we inhabit”.
Do we live at the mercy of filters, likes and reels?
“The practice of aesthetic medicine must preserve medical ethics. But we have fallen into the famous filters and video tricks, competing with colleagues for who has the most impressive faces and results, with more use of products. A competition for more and more likes, without remembering that our patients are human beings with emotions, who when they consult us want to improve something they don’t like about their face, their body or their hair.”
“Patients come to the office, many times, subjected to social pressures or natural changes that make them feel insecure about a part of their body, and they are at the mercy of these reels that are all over the social networks and that promise to instantly end their aesthetic ailment”.
Aesthetic footprint: positive or negative?
“The reality is that although we have treatments that can immediately change the aesthetics of a face, such as lip design, nose design or facial harmonization, we cannot forget that the tissues are subjected to traumas that require recovery time, in a controlled manner that is less than that of surgical treatments, but that in the end each individual responds differently to inflammation and the impact of the products on the skin.”
“Many of those products that we use as collagen inducers do not have immediate results, and in each procedure we are creating an aesthetic footprint that can be positive but also negative, such as when we incur excessive amounts of a product. Because aesthetics, like any branch of medicine, can have complications that require co-responsibility between doctor and patient.”
On regulations and consents
“On the one hand, I totally agree that, as aesthetic physicians, we must show a result, but the way in which our services are offered to patients have to demand certain parameters.”
“Minimum standards of reality and transparency are needed, and that patients have the knowledge that aesthetic medicine requires medical assessment, information and consent. And that the results are not comparable with other people, because each case is treated individually.”
Magic and unscrupulous hands.
“The magic of the videos and filters are not real. We require urgent regulation so that patients do not fall into unscrupulous, unsuitable hands, or professionals who have the training but use these tricks to generate impact and fame.”
“At the end of the road, all this contributes to misinform consumers and users of social networks, generate unrealistic expectations for patients and end up demanding impossible results from doctors.”
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¿Por qué la medicina estética no puede entrar en el juego del marketing sin escrúpulos que se teje en las redes sociales? Aquí, en un ping-pong para leer de corrido, la doctora Beth Carrasco, médica cirujana y experta en medicina estética, integrativa y autóloga, responde y despeja dudas.
Insiste, entre otros conceptos, en la importancia de una regulación urgente para que los pacientes “no caigan en manos inescrupulosas” y en conservar la ética médica como faro de todos los procedimientos estéticos.
¿Se libra una guerra salvaje y marketinera en las redes?
“Si bien entendemos que los profesionales dedicados a la medicina estética queremos llegar a las redes sociales para que se conozca nuestro trabajo, tampoco podemos desconocer que las redes se han convertido en un medio de consulta frecuente, fácil y común para nuestros pacientes, y también rentable para las empresas.
Por eso, la medicina estética no puede entrar en el juego del mercado sin escrúpulos y engañoso que también nos ofrecen estas redes”.
“Las personas se ven atraídas por resultados mágicos y de forma inmediata. Y en la guerra salvaje y marketinera, los médicos y sus equipos de márketing buscan atraer a clientes con resultados y cambios que sobrepasan la realidad”.
¿Se puede vivir mejor en el cuerpo que habitamos?
“Hace 14 años me dedico a la medicina estética, y enhorabuena he visto cómo este mercado ha crecido, pasando de ser una práctica que hasta hace unos años se consideraba sólo cosmética y a la que no se le daba ningún valor científico, a convertirse en una especialización clave y respetada dentro de la medicina”.
“Poco a poco, hemos crecido en conocimientos, en ciencia y evidencia, así como también en laboratorios con productos certificados, estudiados y con prestigiosas escuelas de formación. También con millones de artículos y libros científicos que nos han permitido decir con certeza que hacemos medicina, que se trata no solo la piel de nuestros pacientes sino que se previene el daño celular e impacta en el envejecimiento. Sin lugar a dudas, además, se trata de procedimientos que tienen un impacto muy grande en las emociones de nuestros pacientes y en su vida social para un mejor vivir en el cuerpo que habitamos”.
¿Vivimos a merced de los filtros, los likes y los reels?
“La praxis en medicina estética debe conservar la ética médica. Pero se ha caído en los famosos filtros y trucos de videos, en competir con colegas por quién tiene rostros y resultados más impactantes, con más uso de productos. Una competencia por cosechar cada vez más likes, sin recordar que nuestros pacientes son seres humanos con emociones, que cuando nos consultan quieren mejorar algo que no les gusta de su rostro, su cuerpo o su cabello”.
“Los pacientes llegan al consultorio, muchas veces, sometidos por presiones sociales o cambios naturales que los hacen sentir inseguros con una parte de su cuerpo, y están a merced de estos reels que copan las redes sociales y que prometen terminar instantáneamente con su padecimiento estético”.
Huella estética: ¿positiva o negativa?
“La realidad es que aunque tenemos tratamientos que de forma inmediata pueden cambiar la estética de un rostro, como por ejemplo el diseño de labios, el de nariz o una armonización facial, no podemos olvidar que los tejidos son sometidos a traumas que requieren tiempo de recuperación, de una forma controlada y que es menor al de los tratamientos quirúrgicos, pero que al final cada individuo responde diferente a la inflamación y el impacto de los productos en la piel”.
“Muchos de esos productos que usamos como inductores de colágeno no tienen resultados inmediatos, y en cada procedimiento estamos creando una huella estética que puede ser positiva pero también negativa, como por ejemplo cuando incurrimos en cantidades excesivas de un producto. Porque la estética, como cualquier rama de la medicina, puede tener complicaciones que requieren de una corresponsabilidad entre médico y paciente”.
Sobre regulaciones y consentimientos
“Por un lado, estoy totalmente de acuerdo en que, como médicos estéticos, debemos mostrar un resultado, pero la manera en que se ofrecen nuestros servicios a los pacientes tienen que exigir ciertos parámetros”.
“Se precisan de estándares mínimos de realidad y transparencia, y que los pacientes tengan el conocimiento de que la medicina estética requiere de valoración médica, información y consentimiento. Y que los resultados no son comparables con otras personas, porque cada caso se trata de forma individual”.
La magia y las manos inescrupulosas
“La magia de los videos y los filtros no son reales. Requerimos de una regulación urgente para que los pacientes no caigan en manos inescrupulosas, no idóneas, o de profesionales que tienen las formaciones pero que usan estos trucos para generar impacto y fama”.
“Al final del camino, todo esto contribuye a desinformar a los consumidores y usuarios de las redes sociales, generan expectativas irreales a los pacientes y terminan exigiendo a los médicos resultados imposibles de cumplir”.